domingo, 21 de julio de 2013

Tarta de Queso y Lima con Crumble de Jengibre

Tarta de Queso y Lima con Crumble de Jengibre



Hoy en día hay miles de versiones de la famosa tarta de queso, se cree que se originó en la antigua Grecia, ya que formo parte del menú que degustaron los atletas que participaron en los primeros juegos olímpicos de la historia, que tuvieron lugar en el año 776 antes de Cristo,  mas tarde después de que los romanos conquistaron Grecia se empezó a difundir a través de Europa.
En la actualidad, todos estamos acostumbrados a ver la tradicional tarta de queso redonda con una base de galleta, ya que es la típica que suelen vender en los supermercados, pero para mi gusto la tarta de queso que suelen vender es demasiado artificial y su sabor es un poco neutro. Yo siempre he preferido hacerla en casa, ya que su elaboración es bastante sencilla, y además podemos elegir el tipo de queso que mas nos guste y combinarla con los ingredientes que nos apetezca.
En esta ocasión he querido experimentar un poco y darle un toque diferente a la tradicional tarta de queso. En primer lugar he sustituido la tradicional base de galleta por un Crumble de jengibre, el Crumble es un postre tradicional de Gran Bretaña que simula un desmigado de un bizcocho seco y al hornearlo se vuelve crujiente.
En cuanto al queso he elegido requesón, porque contiene menos materia grasa que el Mascarpone o el tradicional Philadelfia, y gracias a eso obtenemos una tarta más ligera. Al ser mas ligera combina estupendamente con la lima y el jengibre, que le aportan un sabor muy refrescante.


Ingredientes
Para la tarta de queso
375 gr de requesón, 125 gr de azúcar, 140 gr de zumo de lima, 350 gr de nata semimontada, 6 hojas de gelatina y la ralladura de las limas.

Para el Crumble de jengibre
150 gr de azúcar moreno, 150 gr de mantequilla, 150 gr de harina, 150 gr de almendra molida, 15 gr de jengibre rallado y una pizca de sal.

Para decorar
75 gr de chocolate blanco, media lima, nueces, pistachos y sirope de lima.

Elaboración
Empezaremos por hacer una infusión en frío con la nata y la ralladura de las limas, yo he usado 5 limas que son las que he necesitado para completar los 140 gr de zumo, pero dependerá del tamaño de las limas. Se puede reducir la cantidad de ralladura que queramos incorporar a la nata, pero a mi me encanta el aroma que desprende la piel de la lima, ya que aporta un sabor cítrico muy agradable y no es nada ácido. Si queremos que la tarta sea mas ácida bastara con subir la proporción de zumo de lima.
Dejamos la nata y la ralladura de las limas infusionando en un bol bien tapado con papel film y lo ponemos en el frigorífico. Dejamos infusionar durante 24 horas.
Al día siguiente veremos que al destapar el bol la nata emite un agradable olor, colamos  para retirar la ralladura, semimontamos la nata y guardamos en la nevera para que no se baje. Hidratamos las hojas de gelatina en agua muy fría (unos 10 min.), mientras se hidratan batimos el queso con el azúcar con ayuda de las varillas hasta que queden cremosos, ahora vamos añadiendo el zumo de lima poco a poco y sin dejar de batir, ponemos un poco y batimos hasta que se integre bien en la mezcla, después añadimos otro poco y batimos, así hasta añadir todo el zumo de lima.
Escurrimos bien las hojas de gelatina y las calentamos ligeramente en el microondas (en posición de descongelado, que es la mas suave) hasta que se fundan, bastaran de 5 a 10 segundos. Añadimos la gelatina al bol y mezclamos bien. Sacamos la nata de la nevera y la vamos incorporando poco a poco a la mezcla con movimientos envolventes, esta vez usaremos una lengua o espátula para mezclar, ya que no queremos quitarle aire a la mezcla, queremos que quede esponjosa.
Ahora cogemos un aro cuadrado metálico de 20 x 20 cm y 4 cm de alto, cortamos un trozo de papel de guitarra más grande que el molde y colocamos el molde encima. Para hacer la decoración de la hoja hay que introducir un molde de silicona con forma de hoja en el fondo en uno de los laterales, ahora introducimos la mezcla en el interior del aro con cuidado de que no se nos mueva el molde de la hoja, repartimos bien y alisamos la superficie. Cubrimos con otro trozo de papel de guitarra y congelamos durante un mínimo de  4 horas (yo la he dejado de un día para otro). Al congelar la tarta nos será mas fácil desmoldarla y poderla colocar encima del crumble.


Ahora elaboramos el Crumble, mezclamos todos los ingredientes hasta formar una bola, la cubrimos con film y la dejamos reposar en el frigorífico 2 horas para que se endurezca. Cogemos un aro cuadrado metálico de 25 x 25 cm, cortamos un trozo de papel de horno más grande que el aro y colocamos el aro encima, sacamos la masa de la nevera y la rallamos dentro del aro procurando que quede todo bien cubierto. 
Horneamos a 160ºC durante 20 minutos. Dejamos enfriar. Mientras troceamos el chocolate blanco y lo fundimos con ayuda del microondas (en posición de descongelado que es la temperatura mas suave). Fundimos el chocolate blanco a 40ºC y lo atemperamos, vertemos tres cuartas partes del total sobre un mármol frío hasta que alcance los 24ºC de temperatura de descenso, removiendo con la espátula para acelerar el proceso, unimos con el resto de cobertura para que alcance los 28ºC de temperatura de templado. Una vez templado lo extendemos con ayuda de la espátula sobre una hoja de papel de acetato, esperamos unos instantes para que se seque un poco y cortamos 12 placas de 5 cm de largo y 3 cm de alto, que serán las placas de los laterales de la tarta, ahora cortamos una placa de 10 cm de largo y 3 cm de alto que será la placa de la parte superior. Esperamos a que se sequen por completo.
Sacamos la tarta de queso del congelador y desmoldamos, colocamos la tarta encima del crumble intentando que quede centrado y con la cara que tiene la hoja arriba, retiramos el molde de la hoja con cuidado. Ahora colocamos las placas de chocolate en los laterales, colocamos tres placas en cada cara, dos de ellas van justo en la esquina de cada cara y la del medio la colocamos centrada. Ahora colocamos la placa de la parte superior en la cara opuesta de la hoja, vertemos un hilo de sirope de lima a lo largo de la tarta pasando por encima de la placa de chocolate, colocamos dos gajos de lima encima, un trozo de nuez y espolvoreamos unos pistachos troceados.

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